La roca que ha de servir de fundamento a una congregación, es la pobreza y las contradicciones.
P. Marcelino Champagnat
Inicios
Antes de Santa Cruz
El buen concepto adquirido por la enseñanza, educación, seriedad en los estudios, formación de los alumnos y aun en otros aspectos, del Colegio Marista de Roboré, y posteriormente del Colegio de San José de Chiquitos, aunque éste con menor influencia, se hizo sentir bastante en Santa Cruz. Un catedrático de la Universidad Estatal “Gabriel René Moreno” expresaba: “Llegan sus exalumnos a los estudios superiores, en las diversas materias, con buena preparación y por eso se puede esperar mucho de ellos.
Algo análogo aconteció también en otros aspectos y, por supuesto, en otras esferas sociales, por tratarse de un colegio católico y dirigido por religiosos educadores, lo que no tenía nada de extraño. Esa influencia también se hizo sentir en otras universidades de la nación, y aún del extranjero, sobre todo en las de La Paz, Cochabamba y Oruro por el número de alumnos que frecuentaron allí sus estudios universitarios, lo que también se hizo sentir en algunas esferas sociales, sobre todo entre militares, debido ala existencia en Roboré de la 5ª División del Ejército, varios cuarteles y la base aérea, responsables de la frontera con Brasil y Paraguay.
El hecho de fundar en Cochabamba un colegio privado, la segunda población en importancia de Bolivia en esa fecha, tenía doble finalidad: Por una parte, dar a los Hermanos de Roboré y San José de Chiquitos, únicos colegios Maristas existentes entonces en Bolivia, y sitos en el Oriente Boliviano con clima tropical y cálido, la oportunidad de poder variar de clima, al menos en alguna parte del año y, por otra, poder mejorar la economía de los Hermanos ya que en esos años era muy deficiente.
Durante ese tiempo, los Hermanos visitaron distintos locales pero sin llegar a ningún acuerdo concreto con sus dueños. Más tarde se adquirió también otro terreno de 10.000 metros cuadrados, por la salida hacia la ciudad de La Paz, en el Barrio de la Chimba y colindante con la antigua carretera a Quillacollo. Estos terrenos se compraron en 1967 y posteriormente se vendieron.
Por ese tiempo, el Arzobispo de Santa Cruz, Mons. Luis Rodríguez Pardo convenció al Hno. Jesús Rodríguez, Provincial de Bética Marista, para que aceptara la oferta de fundar un colegio privado en Santa Cruz de la Sierra.
En 1966, estando en Cochabamba los Hnos. Fernando Moreno y Vidal Bretos, con encargo del Hno. Provincial de Bética Marista, de buscar un local adecuado para crear allí un colegio de pago, tiene lugar el primer contacto de los Hermanos Maristas con Monseñor Luis Rodríguez Pardo, a la sazón Obispo de la Diócesis de Santa Cruz, quien les invitó a ir a Santa Cruz donde les ofrecía un terreno de unos 10.000 metros cuadrados y la cantidad de 25.000 dólares americanos para construir un colegio.
Hno. Vidal Bretos
Mon. Luis Rodriguez Pardo (1915-2004)
Rene Barrientos (Presidente de Bolivia en 1966)
La construcción
En Santa Cruz
La compra de los terrenos y el dinero ofrecido eran parte de una donación del Sr. Arzobispo de Boston, Cardenal Cushing.
Así es como en el año 1967, yendo a visitar a los Hermanos y obras de Bolivia, el Hno. Jesús Rodríguez, Provincial de Bética Marista, se entrevistó con el Señor Obispo de Santa Cruz, Mons. Luis Rodríguez y llegaron a un acuerdo de construir, por parte del Obispado, y dirigido después por los Hermanos Maristas, un colegio como particular, o de pago, y como medio de garantía, en cierto modo, sobre todo en el aspecto económico, para los demás colegios, incluyendo el que se esperaba construir en Cochabamba, que eran semifiscales, o no pagantes, en caso de necesidad urgente.
Luego el Hno. Fernando Moreno fue destinado a Roboré y el Hno. Vidal Bretos quedaba en Santa Cruz, hospedado en el Instituto Mercado Aguado, horfelinato dirigido por los Hermanos de La Salle, encargándose de hacer las gestiones para la construcción del Colegio y la supervisión de las obras.
Efectivamente, la construcción de las obras se iniciaron ese mismo año en el terreno que ya había adquirido la Diócesis con la ayuda recibida del Arzobispo de Boston Cardenal Cushing, tal cual ya se señaló, quien en años anteriores, había sido Delegado del Papa para el Congreso Eucarístico Nacional que se celebró en Santa Cruz de la Sierra. Esa ayuda la recibió la Diócesis de Santa Cruz para la Educación Católica con la cual se edificó también el colegio de niñas y jóvenes que lleva el nombre del obispo “Cardenal Cushing”, encomendado después a las Religiosas de Jesús María.
Para febrero de 1968 se habían construido las primeras edificaciones previstas, unas seis aulas y la residencia de los Hnos. Maristas. La construcción estuvo bajo la dirección del Sr. Kurt Riter, quien después construiría el colegio y la residencia de los Hermanos en Comarapa – Valles cruceños.
Mientras se hacían las construcciones en Santa Cruz de la Sierra, el Hno. Vidal Bretos residió en la comunidad de los Hermanos de La Salle, colaborando también en las actividades del colegio que esa congregación llevaba adelante.
Cardenal Cushing (1895-1970)
En 1966, se colocó la primera loseta en el lado oeste de la plaza principal. Fue larga la convivencia pacífica y respetuosa del carretero y sus bueyes con los conductores de vehículos en las calles de barro o arena de la urbe cruceña.
En plena construcción el bloque sur del colegio Marista. La zona actual donde se construyó por entonces se llamaba El Tacuarí. Se hallaba próxima a la Estación Argentina y de un asentamiento de Guarayos
El colegio Marista en plena construcción en Santa Cruz de la Sierra. En la foto están los Hnos. Ángel Redondo, Florencio Puente y Vidal Bretos, 1968 (Mejorada con IA)
Comunidad
Haciendo familia
La primera Comunidad Marista que llega a residir en Santa Cruz de la Sierra, estaba conformada por los Hnos. Florencio Puente, que era el Director del Colegio Marista, Vidal Bretos y Jesús Ortega. El Hno. Ángel Redondo solo se encontraba de forma temporal en esta ciudad.
Se inician en el nuevo colegio las actividades escolares el 3 de febrero de 1968. (A inicios de enero de 1968 había salido la Resolución Ministerial de funcionamiento.
La primera Comunidad Marista la formaban ese año los Hnos. Florencio Puente Pérez como Director del Colegio y Superior de la Comunidad, Vidal Bretos y Jesús Ortega Dehesa.
Por ser los tres extranjeros, y cumpliendo lo estipulado en las normas gubernamentales, fue designado como director oficial del colegio, Monseñor Carlos Gericke, Prelado Doméstico de Su Santidad, nacido en San José de Chiquitos y entonces Arcipreste de la Catedral.
Dicho sacerdote siempre se distinguió por su aprecio y colaboración en todo lo posible a la Obra Marista de Santa Cruz y Bolivia. Por eso colaboró en las gestiones para que los Hermanos Maristas adquieran su personería jurídica del Estado boliviano. De manera que después llegó la Resolución Ministerial No. 144148 del 28 de diciembre de 1967 aprobando la Personería Jurídica de la Congregación de los Hermanos Maristas para dedicarse a la Educación en Bolivia, como muestra el siguiente documento.
Luego, el 22 de enero de 1968, sale la Resolución Ministerial de funcionamiento del Colegio Marista de Santa Cruz de la Sierra, iniciando con el 6to. curso de Primaria y el 1ro. y 2do. de Secundaria, tal como indica este documento. Por tanto, se comenzaron las actividades escolares con tres cursos: el último curso de Primaria y los dos primeros de Medio (Bachillerato). En total eran unos 120 alumnos, todos varones.
Monseñor Carlos Gericke (1907-1998)
Más conocido como Padre Carlito
Hnos. Maristas, algunos de ellos hicieron de directores del colegio. De pie: Vidal, Mauricio y Celso. De cuclillas: Florencio y José Antonio. (Foto facilitada por el Hno. José Antonio López R. Tomada ca. 1978)
Primeros años
El año 1971, el Hno. Florencio fue designado al Colegio de Comarapa como Director y le sustituyó el Hno. Agustín Llanillo García. En su directorado se hicieron algunas mejoras importantes en la finca como el cementado de las canchas de juego y el cerco de ladrillo por debajo y malla olímpica en lo alto que rodea la finca, de unos 300 metros lineales.
El alumnado fue aumentando en gran medida año tras año, y adquirió el colegio notable reputación por la enseñanza impartida, los resultados académicos, la forma y ambiente que había en el trato entre los profesores, así como entre éstos con los alumnos y padres de familia.
También durante un período de unos 10 años funcionó en los locales del colegio, con clases nocturnas, la Normal Católica para Profesores de Religión.
Posteriormente se han hecho mejoras muy importantes tanto con algunas ampliaciones y remodelaciones como en los planes de enseñanza, formación del profesorado con reuniones y cursos especiales, al igual que en los demás colegios Maristas y en otros aspectos, como orientación a los Padres de Familia, formación del Equipo Coordinador entre Hermanos y Profesores seglares, Asociación de Antiguos Alumnos, etc. Sobre todo se incrementó esto siendo Director el Hno. Vidal Bretos A.
Siendo Director del Colegio el Hno. José Antonio López Rojo, se inicia la enseñanza mixta, o coeducación, tanto en el Ciclo Intermedio como en el Ciclo Medio; el Ciclo Básico ya era Mixto desde su apertura el año 1982
El 1983 se crearon los paralelos del Ciclo Básico, dándose preferencia a alumnos que ya tenían hermanos estudiando en el colegio.
El Hno. José Antonio, en los más de 40 años que lleva en Bolivia trabajando en el campo de la educación, ha pasado por estos periodos: 1974-1978 en Cochabamba (fue director del colegio Marista en la ciudad capital y director departamental de Fe y Alegría); 1979-1986 en el colegio Marista en Santa Cruz de la Sierra (periodo en el que funda el Ciclo Básico Mixto a inicios de los años 80s del siglo pasado, haciéndose cargo de la dirección de este ciclo durante dos años, además de hacer de profesor y administrador del colegio); 1987-1995, retorna otra vez a trabajar a Cochabamba; 1996-2018, vuelve a Santa Cruz de la Sierra y es el periodo más largo trabajando en el Colegio Marista.
Conversando con exestudiantes que conoció a algunos de los Hermanos que hicieron de directores del colegio, y que marcaron etapa en la vida y la historia de esta institución educativa por sus valores y capacidad de trabajar y de educar fueron estos:
Hno. Vidal Bretos
“Siempre compartió con los alumnos. Le gustaba trabajar con los scouts, impulsar los deportes. Era un hombre que vivía con los alumnos, es decir, paraba con ellos. Era enérgico. Pero su energía iba siempre en beneficio de una buena formación diferente para beneficio del alumno”.
Hno. Celso
“Su pedagogía: 100 puntos. Sabía de todo. Muy bueno en física y química, que las usaba para bien. Era muy religioso. Fue un hermano muy querido no solo por los alumnos, sino también por los profesores y los padres de familia. Tenía un carácter excepcional. Muy pocas veces se lo vio bravo. Siempre fue equilibrado”.
Hno. José Antonio
“Es un hermano que ama su profesión; con todas sus virtudes y con todos sus defectos. Siempre está en contacto con los alumnos. Es muy exigente con los alumnos; pero para el bien de ellos. De tal forma que él, los sábados y domingos, les da clases particulares sin cobrar nada. Es disciplinado, puntual, trabajador”.
Actualmente
En los últimos años, como parte de esa pedagogía de los dos niveles del colegio, ha sido la consolidación de las tutorías. A los profesores tutores se les renumera 20 horas por semana para que hablan con y orienten a los estudiantes en temas diversos como la sexualidad, la comunicación, etc., así como con los padres de familia sobre sus hijos de temas que también tienen que ver con su formación y educación. Esta actividad les ha exigido la producción de textos para hacer esas tutorías.
Para hacer este trabajo con mejor sentido y responsabilidad, a los profesores se los capacita con talleres y cursos de manera continua en el capo pedagógico y espiritual. Por ejemplo, vienen haciendo los talleres de Biblia para entender mejor el sentido espiritual y católico del colegio. También se hacen convivencias, se realizan las jornadas solidarias con los profesores en los que nosotros compartimos un poco de nuestro tiempo. También se tienen cursos en teorías del aprendizaje para capacitar a los maestros. Este año estuvo una psicóloga para hablarnos de los problemas de las funciones ejecutivas y cómo afecta esto en el proceso de aprendizaje de los chicos o niños tales como el de la hiperactividad, la falta de atención, etc. También vino un psicólogo con un profesional que trabaja en Radio Betania, a dar un taller titulado Entrenamiento en Valores. Esto puede ayudar a los profesores para replicarlo en el aula y hacer sus clases más activas. Nos decía una profesora: se nos agobia con talleres. Se nos capacita pedagógica y espiritualmente a los profesores. El colegio nos da muchos instrumentos y charlas para que nos capacitemos…
A fin de aplicar mejor esa pedagogía desde el 2007 se creó el tercer paralelo. Es cierto que se abrieron estos paralelos con la finalidad de que por curso no haya muchos estudiantes, y así, atenderlos y acompañarnos mejor, pero la realidad económica del colegio obligó a aceptar estudiantes hasta llenar el cupo que se tiene ahora que son 42 por aula