Quizás pensemos que  la Virgen María, tuvo una vida «bonita, tranquila», una que todos quisiéramos vivir. !Pero esto no fue asi!

La Virgen María tuvo momentos difíciles, que sufrió mucho a lo largo de su vida. Momentos de dolor, cansancio debido a la fatiga por tantas situaciones de tribulación. A pesar de todo esto, no cayó en la ansiedad, no se paralizó delante de situaciones incomprensibles. María fue FUERTE ante toda situación.

Ella aprendió, a vivir con una profunda paz y serenidad, ante circunstancias que, quizás para nosotros, serían causa de estrés y ansiedad. Entonces ¿cómo fue que Maria lo hizo?
De entre tantos títulos con los que conocemos a la Virgen, uno que tiene profundísimo significado es el de «Virgen fiel».
«Fidelidad», según el diccionario de la Real Academia Española, tiene dos acepciones fundamentales: «lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona» y «puntualidad, exactitud en la ejecución de algo».
Espiritualmente hablando, podríamos resumirlas, diciendo que María supo vivir siempre con la fortaleza que le brindaba la fe en su Hijo Jesús.
En un discurso que dio el santo Papa Juan Pablo II,  menciona cuatro dimensiones que pueden ayudarnos a combatir el estrés y la ansiedad.
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Déjate ayudar, dile sí a Dios cuando el estrés y la ansiedad te consuman. Ríndete ante María y dile con total sinceridad que no puedes más, que te acompañe, te consuele y te sostenga en este duro proceso.

Aceptación

Aceptar a Dios y a sus planes, es algo crucial en nuestra vida. Cuando aceptamos la dimensión misteriosa que abarca la nuestra, le damos un lugar importante en nuestro corazón a los designios de Dios.
Así como «María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón» (Lc 2, 19; cf. ib. 3, 15), nosotros también debemos dejar que el Espíritu habite en nuestros corazones.
Déjate ayudar, dile sí a Dios cuando el estrés y la ansiedad te consuman. Ríndete ante María y dile con total sinceridad que no puedes más, que te acompañe, te consuele y te sostenga en este duro proceso.

La coherencia

Si tu fe se ha puesto a duda a causa del estrés y la ansiedad, si sientes que tambalea y que te cuesta creer que Dios es bueno o que te escucha. ¡Grita a Dios! Confiésale que aunque quisieras ser coherente con tu fe, te cuesta.
Que aunque rezas, no te sientes escuchado. Que aunque pides, no ves respuesta. Que aunque te esfuerzas, no ves cambios. Pídele a María que te haga un campito en su corazón y que te permita descansar allí.

La constancia

Entreguémosle a Dios todo lo que nos roba la paz o nos causa dolor. El estrés, la ansiedad, la soledad, la incertidumbre, pongamos todo en manos de María y descansemos en el consuelo que solo Nuestro Señor nos puede dar. ¡No dejemos de rezar! No nos alejemos de Dios.

Seamos Fuertes como Maria!